jueves, 15 de noviembre de 2007

lunes, 5 de noviembre de 2007

Poema 26B

Ahora cómo quisiera
que te fueras de mi entorno,
que te fueras de mi barrio,
de mi ciudad,
de mi país,
que te fueras de mi América
Ahora cómo quisiera
Que cambiaras de piel,
Y que se te perdiera el lunar de tu mejilla
Y el de tu nalga.
Que cambiaras el color de tus ojos,
Que cambiaras de cabello,
Y de labios,
Y de risa,
Que cambiaras de manos ,
Y de brazos,
Y de senos,
Y de ombligo,
Y de piernas,
Y de pies,
Ahora cómo quisiera
Que dejarás de ser tan armoniosa,
Y tan querible,
Que dejara de verte tan adorable!
Ahora cómo quisiera
Que no fueses tan cruelmente bella;
Que no te hicieras amar tanto;
Que no me cautivaras
Tan sumisamente en torno
A tu cintura.

Ahora cómo quisiera
Olvidar tu mundo,
Y tus anhelos,
Y tus sueños,
Y tus razones,
De niña caprichosa

Ahora cómo quisiera
Olvidar mis fantasías
Y mis sueños

Ahora cómo quisiera
Olvidar tantos recuerdos
Y tantas lunas,
Y tantas fogatas...

Ahora cómo quisiera…
Ahora que sé
A ciencia cierta
Que besas a otro hombre!

Viniste (Poema)

Tan solo viniste
A dejarme
Un lucero guía
Tal vez solo volviste
A contarme
De toda tu vida

Seguro solo fuiste un sueño
De esos que nacen en Abril
Y mueren en Agosto!

domingo, 21 de octubre de 2007

Poema de Maroma

Consejo (Poema)

Es frecuente y casi siempre inevitable
Confundir a aquel con quien se hable
Con las siglas tan propias de este SENA
Que en ocasiones confunden y dan pena.

Si hablas de la FPI o el TPC,
O del IBES, la OIT o la DG,
O mencionas la FAD o el FTP
O el SGC o la FPP
O te atreves a mencionar el MECI o las TICS
O el AVA, o el CSF o la RDC;
Debes ser cuidadoso en la dicción
Y no causar en el otro confusión
Pues al sentirse como en Torre de Babel
Cambiaría, sin duda, de papel
Y atacaría furibundo y sin cuartel
Exigiendo de cada sigla explicación
Sin importar que ataca a un cincuentón
Que se halla en feliz celebración.

Cuento: El Fakir - Maroma

El Fakir (Cuento)

Lo primero que el Fakir aprendió, de niño, fue a dominar el dolor del hambre. Después en su desespero aprendió a comer vidrio sin sentir malestar alguno y empezó a entender que era capaz de dominar el dolor de su cuerpo.

En la misma medida en que crecía aprendía más y más técnicas para no sentir: aprendió a ignorar el dolor al caminar sobre brazas de fuego o sobre hierros candentes o sobre clavos punzudos. Aprendió a dormir a la intemperie. A dislocar sus huesos y volver a acomodarlos. A cruzar agujas a través de su cuerpo. A comer sables. A comer cuchillas de afeitar. A perforar su piel con filudos cuchillos. Aprendió a soportar descargas eléctricas en su cuerpo. En una ocasión con una lupa quemó su piel al rayo del sol y no contento con ello quemó la pupila de sus ojos. Era capaz de arrancar sus uñas sin el más mínimo gesto. El dolor era, para el Fakir, una entretención.

Tanto era su dominio que toda su vida la pasó como atracción de un Circo Ruso que iba siempre de gira por el mundo. Los niños admiraban el acto del Fakir. Los padres no podían explicar a sus hijos el por qué al Fakir nada le dolía. Las mujeres soñaban con el Fakir. La iglesia aprovechaba para mostrar, en el Fakir, los designios y las bendiciones del Señor.

Sin embargo, un día el Fakir murió de dolor cuando al finalizar su acto y regresar a su carpa descubrió que su mujer, la misma que amaba, le era infiel con el trapecista.